lunes, 16 de julio de 2007

Guilty

Corrió hasta la estación de Metro más cercana y abordó el tren. Todavía no podía creer que lo había hecho. Necesitaba llegar a casa y deshacerse de la evidencia. Su ropa manchada la delataba.
Dos estaciones más adelante se bajó a empujones. La gente la miraba. Trató de cubrirse con sus manos pero las marcas de lo sucedido eran más grande que éstas.
Ya en la superficie, arrancó de prisa hasta su viejo departamento. Cerró la puerta, pusó el pestillo y fue, de inmediato, al baño. Allí se desprendió de todas sus ropas y se metió a la ducha. Bajo el flujo de agua, y ubicada en posición fetal, no paraba de repetir: "Nunca más me salgo de la dieta. ¡Malditos panqueques con mermelada de mora! Nunca más".

martes, 10 de julio de 2007

Julio comienza en Julio

Les observaba de lejos. Los seguía por las distintas calles de París. Miraba con detención como ella bebía su café mientras él degustaba un cigarrillo. Entre el humo, que se deslizaba cual brisa marina, podía verles susurrarse cosas al oído. La Maga, se escuchaba nítidamente. Ese, era su nombre. Era una especie de código de amantes que le fascinaba. El cuerpo pegado tras un muro era su táctica. Su táctica, y por que no decirlo, su estrategia. Quienes le veían solían decirle distintos epítetos: Impúdico, mirón, voyeur (palabra que le fascinaba oír especialmente de las jovencitas galas). Pero no, ninguno de estos calificativos le calzaba. Era otro ser, “Casi mitológico”, solía decir. Se denominaba escritor. Dicen que murió entre casas tomadas, juegos terminados, autopistas infinitas, bestias, juegos de rayuela y modelos para armar. Su nombre era Julio.

sábado, 7 de julio de 2007

Bubamara!

Y todo le cambió. La gente a su alrededor le parecía congelada. Detenida en el tiempo. Sentado en una vieja banca de la malograda plaza no hacía más que pensar. Sostenía el diario del día en una mano y un pequeño cartón en la otra. Los números coincidían. Había ganado el premio gordo. Era millonario. Lo acababa de saber.